6 de marzo de 2018

Tiempo de penitencia y conversión



Acabamos de celebrar el día 11 de febrero la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. Muchas gracias a los que habéis participado en las celebraciones en honor de Nuestra Madre Celestial (novena, Santa Misa o procesión de las velas). Es una alegría ver que va tomando fuerza la devoción a la Virgen a pesar de que vivimos en tiempos revueltos. La devoción a la Virgen María es siempre una seguridad para alcanzar el Cielo, que es nuestra meta, a pesar de nuestras miserias.

El miércoles de ceniza empezamos la Cuaresma, es también muy alentador que hubiera un número significativo de niños (nueve o diez). La participación de los niños en las celebraciones litúrgicas es un signo de esperanza para nuestras comunidades cristianas, una Iglesia como una sociedad sin niños está abocada a desaparecer, en cambio la participación de los niños con sus padres y abuelos en la vida eclesial es una señal de esperanza.

Cuánto bien se les hace a los niños cuando se les acercan a Dios. Es imprescindible poner cimientos cristianos sólidos en los niños para desarrollar en ellos un amor inquebrantable a Jesucristo, sobre todo en este momento de prueba. No privemos a los niños de lo más importante: del amor de Jesús y de la Virgen María. Ellos son el futuro.

La Cuaresma es un tiempo de penitencia y conversión, y la conversión es siempre fuente de alegría. En www.religionenlibertad.com podéis encontrar “10 sencillos consejos a poner en práctico que servirán para vivir la mejor Cuaresma de tu vida”. Vale la pena leerlo y llevarlo a la oración:

1-Oración
En lugar de ser Marta en esta Cuaresma, ¿por qué no tratar de imitar a María de Betania? ¿Qué hizo María, mientras Marta nerviosa y frenética corría de un lado a otro? María simplemente se sentó a los pies de Jesús, le miraba y escuchaba atentamente sus palabras. En la Cuaresma, ¿por qué no hacer el propósito, a imitación de María de Betania, de rezar un poco más y mejor?
¡La oración deleita el Corazón de Jesús!”.

2. Reconciliación y paz
Si hay una persona en tu vida a la que le tengas inquina, resentimiento o incluso odio, entonces la Cuaresma es el momento más propicio para reconciliarse. ¡Construye un puente y derriba el muro!

3. Penitencia
Jesús dijo inequívocamente que “el que no se arrepienta, perecerá”. Renuncia a algo que te guste por amor a Dios y por la salvación de las almas. Al decir “no” a uno mismo, se dice “sí” a la entrada de Dios en el corazón.

4. La Biblia, la Palabra de Dios
En el Adviento y la Cuaresma, la Iglesia exhorta a tener un hambre real de la Palabra de Dios. Jesús, en respuesta a la primera tentación del diablo respondió: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Que este tiempo de Cuaresma esté motivado por una meditación diaria de la Palabra de Dios. Usa un método de oración sugerido por Benedicto XVI llamado Lectio Divina: leer, meditar, contemplar, orar y actuar para poner en práctica las buenas ideas inspiradas. Esto dará como resultado un cambio de vida.

5. Limosna
La Cuaresma es un tiempo para dar, especialmente a los pobres, enfermos, marginados y rechazados de la sociedad. Recuerda los numerosos gestos del Papa Francisco con los pobres o su besos a personas rechazadas por su aspecto físico. “Lo que sea que hagas a uno de estos mis pequeños, conmigo también lo hiciste”, afirma Jesús en el Evangelio.



6. Las tres T (Tiempo, Talentos, Tesoros)
Siguiendo con la limosna, por qué no examinar estas tres áreas en tu vida y ver dónde y cómo puedes cumplir lo que dijo Santa Teresa de Calcuta: “Da hasta que duela”. La primera es el Tiempo: Da tu tiempo a otros, comienza en casa porque la caridad comienza en casa.
Después están los Talentos: Todo el mundo tiene talentos y la Cuaresma es un tiempo para vencer la pereza y trabajar para cultivar los talentos dados por Dios.
Y por último los Tesoros. Si tienes un exceso de comida, ropa, dinero u otras cosas materiales, da y da. ¡Se lo estás dando a Jesús a través de los pobres!

7. Alegría
¡Sé alegre! Si ponemos primero a Jeús, luego a los demás y finalmente a nosotros mismos, entonces experimentaremos la alegría del Espíritu Santo, que además se desbordará en la personas que nos rodean.

8. Misa diaria y comunión
La mejor manera de vivir el tiempo de Cuaresma es acercarse lo más posible a Jesús. En la Misa y a través de la comunión no solo se acerca uno a Cristo sino que lo recibe en las profundidades de su ser, en el santuario interior que es el alma. Sin embargo, hay que ir a misa con intenciones, para reparar y prevenir el pecado. ¿Por qué sufrió Jesús tanto en su Pasión? San Ignacio de Loyola da dos razones fundamentales: Para mostrar al hombre la malicia y el mal del pecado. Para mostrar la inmensidad de su amor por la humanidad y por cada uno individualmente.

9. Conquista a tu propio demonio
Todos tenemos al demonio que nos ataca, a menudo buscando el punto más débil. Piensa por dónde el diablo te ataca más: ¿gula? ¿lujuria? ¿codicia? ¿pereza?... En Cuaresma, somos soldados de Cristo Rey. Es hora de luchar contra nuestro demonio personal con la fuerza de Jesús, el Rey. Somos débiles, pero Dios es fuerte. ¡Nada hay imposible para Dios!

10. María y la Cuaresma
Intenta vivir una Cuaresma fuertemente mariana. Reza los misterios dolorosos del Rosario. Es buen momento para ver La Pasión de Mel Gibson, donde el papel de María es significativo. Haz el Vía Crucis caminando con Nuestra Señora de los Dolores. Hay que esforzarse en la Cuaresma para vivir estos días a través de los ojos de María y con su Corazón Doloroso e Inmaculado.