El cinco de abril celebramos la Jornada por la Vida, que nos recuerda la sacralidad de la vida humana, tantas veces pisoteada en nuestra sociedad “civilizada” y en otras sociedades. Es un día para recordar a los no nacidos y desechados, a los que son explotados de mil formas, a los que mueren de hambre o en las guerras o víctimas del terrorismo, también para recordar a los que son descartados porque son enfermos o minusválidos. Es un día para preguntarse en este Año Jubilar de la Misericordia si coopero con mi tiempo, con mis bienes, con mi compromiso socio-político, con mi ejemplo en crear una cultura de la vida.
Casi nadie da las noticias de los cristianos asesinados por ser cristianos, y es necesario recordar a todos. Estos días en que en Europa se habla de los atentados de Bruselas se pasa casi de puntillas por el sufrimiento de los cristianos que viven en el Tercer Mundo y en lugares donde son minoría:
Al menos 69 personas han muerto y 300 más han resultado heridas en el atentado perpetrado el domingo de Pascua en el parque infantil Gulshan e Iqbal, en Lahore, la segunda ciudad más importante de Pakistán. Las víctimas son mayoritariamente cristianas, que en esos momentos abarrotaban el recinto para celebrar el Domingo de Resurrección.
El grupo talibán Jamaat ul Ahrar asumió la autoría del atentado suicida y afirmó que el objetivo eran los cristianos que celebraban la Pascua. "Reclamamos la responsabilidad del ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua", dijo el portavoz del grupo islamista. Gran parte de las víctimas son mujeres y niños, dado que el Gulshan e Iqbal es un parque infantil.
En el Catecismo la Iglesia católica leemos el siguiente resumen que sintetiza el contenido de las consecuencias del 5º mandamiento: No matarás:
2318 "Dios tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de toda carne de hombre" (Jb 12, 10). 2319 Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza del Dios vivo y santo. 2320 Causar la muerte a un ser humano es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. 2321 La prohibición de causar la muerte no suprime el derecho de impedir que un injusto agresor cause daño. La legítima defensa es un deber grave para quien es responsable de la vida de otro o del bien común. 2322 Desde su concepción, el niño tiene el derecho a la vida. El aborto directo, es decir, buscado como un fin o como un medio, es una práctica infame (cf GS 27, 3) gravemente contraria a la ley moral. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. 2323 Porque ha de ser tratado como una persona desde su concepción, el embrión debe ser defendido en su integridad, atendido y curado como todo otro ser humano. 2324 La eutanasia voluntaria, cualesquiera que sean sus formas y sus motivos, constituye un homicidio. Es gravemente contraria a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. 2325 El suicidio es gravemente contrario a la justicia, a la esperanza y a la caridad. Está prohibido por el quinto mandamiento. 2326 El escándalo constituye una falta grave cuando por acción u omisión arrastra deliberadamente a otro a pecar gravemente. 2327 A causa de los males y de las injusticias que ocasiona toda guerra, debemos hacer todo lo que es razonablemente posible para evitarla. La Iglesia implora así: "del hambre, de la peste y de la guerra, líbranos Señor". 2328 La Iglesia y la razón humana afirman la validez permanente de la ley moral durante los conflictos armados. Las prácticas deliberadamente contrarias al derecho de gentes y a sus principios universales son crímenes. 2329 "La carrera de armamentos es una plaga gravísima de la humanidad y perjudica a los pobres de modo intolerable" (GS 81, 3). 2330 "Bienaventurados los que obran la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9).